La noche extiende su ala de cuervo
sobre las cabezas de los amantes.
¿A qué recuerdo ilumina ahora
la mortecina luz de Selene?.
Acaso el tiempo deje en el olvido rumores
o erosione aquella vívida luz,
que en los ojos brillaron.
Dime, Amor ¿Acaso sea un suceder
en leve soplo, lo que hace
que un rescoldo se avive
y no se pierda la chispa
que originó la hoguera
o esa vertiente, a la cual nuestros cuerpos rodaban
¡Tan jóvenes! ¡Tan descuidados!.
Brotaba de nuestros labios
ecos incesantes de amor,
sin decoro, tan sólo el presente
hallaba regocijo en el encuentro
y hoy quiero, como ayer
alimentar esa vorágine de olas
o vientos perseguidos en la quietud,
porque hay mareas vivas que no cesan,
cuando el Amor rompió una vez
la incertidumbre de nuestras vidas.
Escrito en Mayo 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz ".
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