Toda luz se escapa por las rendijas
y muere en los ángulos oscuros.
Así, tu sexo inerte guarda el secreto.
Tus piernas se cierran, columnas estáticas
y niegas la posibilidad de elevarte,
proyectándote al placer,
en una curvatura perfecta,
para que nuestros cuerpos y almas orbiten
en círculos concéntricos y en ellos hallemos
una eternidad, sin peso
en nuestras conciencias.
No habrá aristas, ni ángulos que impidan
el paso de la luz en nuestras existencias,
intentaremos escapar de la acción rutinaria
que imponen las modas costumbristas,
rompiendo esquemas, para liberarnos
de nuestras tensiones y prejuicios,
que impiden el desarrollo
de nuestra realidad, en nuestro ser
más auténtico.
Escrito en Agosto 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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