jueves, 2 de agosto de 2018

Las prisas quedan en las afueras del pueblo

El campo huele a lavanda,
 el aire se preña de aromas y se desliza fugaz,
con el leve soplo de la brisa.

Cantan los pájaros en armonioso trinar,
mientras la calma habitual se vé
ligeramente alterada en el verano.

Los niños Improvisan una piscina
en una alberca de agua transparente
y sofocan su calor, entre risas, juegos
y un incesante batir de agua,
con sus manitas menudas.

Lejos, la ciudad tose con sus pulmones
enfermos  y resecos por el humo industrial.
La lluvia escasea más que el pan reciente
en los obradores y los hornos.

Ya nada tiene el puro aroma, que en la niñez
recordábamos y formaba parte
de la historia de nuestras vidas,
plasmadas en el celuloide amarillento
y desgastado de nuestros recuerdos.

Retornamos a esos pueblos, donde las prisas
quedan fuera, aparcadas cerca de las acequias,
donde abrevan las reses, en la cauta calma
de un sol, que resume el día, después
de su siesta de la tarde.

Escrito en Agosto 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".



Publicado en  el libro de poemas “ A VIVA VOZ”

ISBN : 978 – 84 – 1331 – 821 – 9


Depósito Legal : AL 1827 – 2019


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