hay una laguna negra, donde se pierden
las intenciones que llevaban
nuestras palabras, antes de ser emitidas.
El curso sinuoso de la voz, confiere
distintas inflexiones, que pueden confundir
al interpretarse, ya sea por su forma,
fuerza, volumen o cadencia.
La música contenida en las palabras
ha de tener el acorde perfecto, para sonar
del mismo modo que suena
en nuestro pensamiento.
Desde un medio tono a una octava completa,
existe un camino de armónicos que respetar,
para que la voz no produzca estridencias,
ni esa desafinación que no deseamos.
La paz y armonía en nuestro pensamiento,
debe ser igual en el tono de voz emitido,
para hallar la concordancia
entre lo que deseamos expresar
y lo que expresamos.
Escrito en Agosto 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
Publicado en el libro
de poemas “ A VIVA VOZ”
ISBN : 978 – 84 – 1331 – 821 – 9
Depósito Legal : AL 1827 – 2019
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