viernes, 20 de septiembre de 2019

La hipocresía disfrazada de bondad.

Hoy es el principio del final de cada cosa
que permitimos que vaya muriendo
en el olvido.
Hoy es el anatema de la víctima propiciatoria,
cuando tratamos de buscar la redención
a través del crimen, con la disculpa
de dar un sentido sagrado
a la despreocupación que nos causa
la muerte de un inocente, para conseguir
nuestro bienestar...¡ A toda costa !.

Cuanto más dolor y sangre, más limpieza
en nuestra podrida alma,
haciendo de la religión o las tradiciones,
un penoso espectáculo para masas psicópatas
que justifican sus errores diciendo:
¡Cómo Dios puede permitirlo! En vez de...
¿Porqué estoy permitiéndolo y quejándome,
en completa inactividad?.

Nuestra cobardía es la condena
de toda la humanidad y a Dios se le ha caído
el “ sonotone”, hemos minado su paciencia
con ruegos estúpidos, cuando la solución
la tuvimos en nuestras manos, antes
que en las suyas.

Escrito en Septiembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





¡Cuántas veces debe morir Cristo, para justificar nuestra indiferencia y limpiar nuestros pecados?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario