lunes, 30 de septiembre de 2019

Los recuerdos incombustibles 

No todos los recuerdos pueden quemarse
en la hoguera del olvido.
Arde la leña, y al crepitar, son voces
las que se pronuncian en el silencio
de la noche y las llamas emergen
en miradas iracundas, que azotan el aire
en largas lenguas.

Arde la pasión que nos consume
y el corazón caliente con el impulso
de la sangre.
Las emociones poseen su propia sintaxis
y su cuerpo acuoso no puede
destruirse con el fuego.

Surge un vapor que alcanza
nuestras conciencias y vuelven
a tomar forma sólida los recuerdos,
cuando descienden desde la nube
de nuestros pensamientos más recónditos.
Se consumen nuestras verdades
y nuestros principios, en la hogueras
de las vanidades, pero jamás
las páginas amarillentas y reservadas
en nuestra  memoria, porque como fantasmas
formados por nuestros temores nocturnos,
emergen desde las profundidades
del lago de la inconsciencia y nos invaden
ese espacio de paz que queremos perpetuar,
como si no existiera un pasado.

Escrito en Septiembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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