viernes, 5 de noviembre de 2021

De musgos y líquenes de otoño.

Y así, lentamente  el musgo 
se adhiere a la piedra, amorosamente perenne,
como intentando  despertar 
sus instintos ocultos, tras su fría apariencia.


La humedad mantiene la vida latente 
y en su entorno amarillea la piedra
con estigmas de líquen.



Bajo la incesante lluvia, se desmorona la roca
en arenillas, que bajan 
navegando torrencialmente 
en vías de agua constante,
 con un gris semblante, 
cedido por las nubes de plomo, que reinan
en el ático de los cielos.


La lluvia repiquetea con notas tristes,
sobre las hojas secas, en un otoño bermejo,
plagado de nostalgias.


Escrito en Noviembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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