sábado, 27 de noviembre de 2021

La lluvia y la vida fluyen como música incesante.

Con los ojos cerrados, siento la lluvia caer
sobre mis  cabellos, descendiendo 
y empapando mi cuerpo, mientras mis oídos 
escuchan atentamente sus secretos,
en incesantes cuchicheos.



Entorno mis párpados y mis pestañas 
se asemejan a los pistilos de una flor,
intentando retener alguna gota piadosa.
Mi boca entreabierta, apenas consigue 
llenarse con su frescor, pero  siento 
reverdecer mi espíritu.


La música incesante de la lluvia, fluye 
 a través de mi y extiendo mis manos 
de ramaje de árbol carnal y savia terrestre.
Hay un árbol  en mi, a cuyas plantas,
fluyen todos los caudales de los ríos de la vida.


Escrito en Noviembre 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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