miércoles, 10 de agosto de 2022

Era algo tan sencillo…

Era algo tan sencillo, como pararse
a escuchar la lluvia, pero no sólo 
las gotas de agua al caer sobre la tierra,
sino el repiqueteo y el perfecto acorde 
que se forma, cuando  el viento silba
con voz aguda entre los cañaverales.


Era algo  tan sencillo, como cerrar los ojos 
para ver la música y gozar de cada imagen 
que se recrea en nuestras mentes.
Tan sencillo, como abrir el corazón 
y dejar la piel  receptiva, a esa leve caricia 
o sonido, apenas audible y saber…
que  el silencio también es música.


Era algo tan sencillo, como lanzar 
un beso al aire, sin estridencias, sólo el vacío 
que producen unos labios, para que…
paradójicamente nos llene el alma.
Tan sutil y denso a la vez, que puede 
colmar un día, con tan sólo un segundo 
de dicha.


Tan hábilmente incomprensible, como capaz
de hacernos vibrar y sentir que los cabellos 
se erizan y los suspiros vuelan.


Era algo tan sencillo, que  olvidamos 
la grandeza de ese instante que nos eleva 
a la gloria, durante la contemplación.
Realmente, era algo  tan  sencillo…


Escrito en Agosto 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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