jueves, 25 de agosto de 2022

Se evapora una lágrima.

En las tardes calurosas de verano, se ve
emergiendo del  mar el vapor del  agua.
La sal se torna en cristales, como si el  mar,
tratará de transmutar sus añejos dolores,
evitando la lágrima.


Acaso, al no destilar las lágrimas, el dolor 
se secaría, mostrándose en sólidos  cristales,
que hieren los ojos.
La imagen de los tristes  recuerdos  o el duelo
en torno a la muerte física 
o al óbito irremediable de un amor,
conforman la sal, que al alma reseca,
con una sed implacable.


Toda la mar en los ojos. Toda la tristeza 
en las mareas vivas y un reposo meditativo,
que se va perdiendo en la distancia.
Los recuerdos son ecos 
de experiencias pasadas y tan sólo la sal
de una lágrima evaporada, deja constancia 
de aquello que  supuso una tibieza 
en el alma o el suspiro que  huyó 
de los pulmones anhelantes.


Cuando el alma se enfría, los ojos acuden
al rescate, derramando lágrimas  sobre un mar
de emociones.


Escrito en Agosto 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.








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