sábado, 11 de marzo de 2017

La herida abierta

Desde las últimas horas, nadie sabe 
del dolor callado y los labios que enmudecen.

Todos dramatizan y demonizan 
cualquier acción que escandalice
por su proyección en la sociedad,
pero pocos saben del silencio 
de unas lágrimas negadas en el temor 
y unos ojos que quedan en el fondo 
de unos cestos vacíos,
porque ya se terminaron los panes,
que compartimos.

Ya nada nos une y tan sólo, el hijo
es el escudo o arma arrojadiza,
para seguir abriendo las heridas 
que nos hicimos.

Escrito en Marzo 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario