viernes, 28 de julio de 2017

La última fuga de una lágrima

Me tapo la boca con la mano,
todo flota, ralentizado en su movimiento 
y queda en una suspensión 
de la densidad del aire.

Parpadean las luces a lo lejos,
perdidas, como un guiño travieso,
que trata de disimular la intención.

Se caen los pesares sobre los charcos
cenagosos y busco una luz
teñida, entre los árboles tristes.

Me tapo la boca, absorto  y sorprendido,
sin emitir sonido, con el corazón 
encerrado en el cuenco de mi mano
y mis ojos derramados a lo lejos,
en una cascada de párpados,
que intentan contener la lágrima,
durante un último intento de fuga.

Escrito en Julio 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

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