jueves, 23 de noviembre de 2017

¡Tantas veces llegamos a morir!.

El peor suicidio es el que nunca llega
a perpetrarse.
La muerte vaga por los caminos,
sin ninguna prisa, porque al final,
su victoria es segura y el tiempo
le da la fuerza necesaria, para que cumpla
su nefasta misión.

Muerte sucedida en cada etapa,
en cada renuncia, traición o abandono.
Muerte para renovar la vida, cansada vida,
sin ojos lumínicos y enganchada
al carro de los tristes, que mueren sin saber
dónde se genera la fuerza de vivir y la ilusión
por mantener esa fuerza, como un legado
que no debemos perder,
por derecho propio.
Escrito en Noviembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6

Depósito Legal: BI – 1323 -2018


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