viernes, 4 de octubre de 2019

Cuando la fría nieve corre por tus venas.

No camines hacia el Norte, el sol nace
por el Este y su ruta termina en el Oeste.
No extiendas tu manta al frío, pues nada
te protege de la intemperie y un gélido viento
atraviesa con su dardo el oscuro corazón
de la noche.

Tus pupilas se agrandan,
 perdido en la oscuridad y el temor te impide
dar los pasos correctos.
Cambia las agujas de tu brújula
y extrae de tus venas el metal que origina
tu ansiedad por encontrar el Norte,
porque la muerte espera pacientemente
a que el sopor domine tu cuerpo,
cuando desfallezcas y es un viaje sin retorno
el que has iniciado.

Busca la claridad, la mano cálida que te presta
ayuda en tu camino, todo está más cerca,
cuando en tus ojos se desprenden
las costras de tu ceguera.
La luz irrumpe en cascadas doradas,
desde el Este al Oeste,
el camino es más lúcido y no hay
noches eternas, ni fríos glaciales que congelen
tu aterido corazón.

Escrito en Octubre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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