lunes, 14 de octubre de 2019

La tristeza de amar y no ser correspondido.

Soy como un niño perdido
que no cesa de llorar,
con su mirada hacia el mar,
buscando sólo el olvido.

Después de tanto entregar,
el amor es resumido
 a unos instantes vividos,
que ahora pretendo olvidar.

Este dolor es un hueco
imposible de llenar,
con otro amor por llegar,
pues siento claro su eco.

Es una voz que me llama
y no, no quiero escuchar,
pues no deseo penar
y el corazón se me inflama.

Es mi último latido,
cuando puedo contemplar
lo triste que ha sido amar
y no ser correspondido.

Escrito en Octubre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


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