jueves, 3 de octubre de 2019

La belleza de la fragilidad 

La fragilidad no tiene porque ser quebradiza.
Admiro la sutileza aérea de un suspiro,
el humo en las chimeneas, envuelto
en aromas de madera y la niebla
dibujando un misterio velado
sobre los árboles, calladamente firmes.

Me seduce la geometría,
 que el vuelo de tu falda traza abre el aire
y esa sonrisa que exhibes entre tus labios,
con la blancura de tus dientes,
mordiendo tristezas y abriendo la luz
en mis ojos expectantes.

La fragilidad es la cualidad de lo intangible,
lo presentido, lo inalcanzable.
La belleza nacarada de los pétalos,
que no deseamos arrancar de una flor,
para disfrutar de su fragancia.

La magia de color en una pompa de jabón,
con la ilusión de ese momento,
antes de que estalle en el vacío.
Fragilidad en el espacio, en que un beso
se pronuncia sobre una boca que calla
y expresa con su silencio, un amor
a punto de brotar, redondo y vital
entre los labios amantes.

Frágil es el cristal de las ausencias,
cuando se rompe en la monotonía
y surge un nuevo encuentro, un abrazo
o una caricia furtiva, tras el hechizo
de una mirada llena de ternura,
con la fragilidad de un instante robado
a la magia del deseo.

Escrito en Octubre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


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