jueves, 10 de octubre de 2019

En un repentino instante.

Lo repentino surge como de un rayo,

imprevisto y mordaz, tal vez cruel.

Más terrible es aún la agonía 

que la propia muerte y a fin de cuentas 

es un acto más de la vida.


Me gustaría cerrar el último acto 

con un saludo y una gran ovación, tan sólo 

por sentirme reconocido en cada uno

de vosotros.

Unificar todas las almas y sentimientos 

en algo auténtico, compacto y tierno,

para llegar a sentirlo como brisa primaveral 

en la piel.


Lo repentino es ese momento fugaz

que pasa rozando nuestras vidas

y deja una huella en nuestra memoria,

cuando los ojos se detienen 

en un cercano ayer y araña todo

lo que de entrañable tiene y establece

una semejanza con la luz que nos sorprende 

y brilla sobre lo alto de nuestras 

cabezas desnudas de capelos y coronas.


Lo repentino carece de brillo,

porque es impersonal y cada uno

lustra su destino con almas blancas

o la pezuña negra, que camina a duras penas 

entre los infiernos.


Entre un batir de alas es imposible 

detectar el vuelo rápido de un maravilloso 

insecto de alas tornasoladas.

Nuestra atención no está lista 

para el milagro que levanta un cielo 

desde la carne, sin martirio declarado,

pero con la libertad de elegir un mañana,

para plasmarlo sobre la paleta de color

de cada uno de nuestros días.


Escrito en Octubre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

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