domingo, 15 de diciembre de 2019

Ojos sellados 

En toda aridez de pensamiento,
rezuma un odio incontenido,
un impulso que clama la sangre derramada
en el holocausto de la indiferencia.

Todos somos víctimas,
incluso nosotros mismos.
Víctimas propiciatorias de religiones
que castran nuestra libertad, en una luz
que agoniza como una muerte
inconmensurable y desmedida
en nuestra marchita esperanza.

No existe Dios desde nuestra negación
y asesinamos seres humanos
sin remordimientos, porque nos estorba
y molesta la felicidad de otros,
cuando no logramos ser felices.

Borramos todo, destruyendo todo,
menos nuestras insatisfacciones,
para perdernos en una noche sin final,
cuando el problema real, es sin duda
la incapacidad de abrir nuestros ojos.

Escrito en Diciembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".





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