miércoles, 18 de diciembre de 2019

Siempre estamos en compás de espera .

Los cabellos al viento y los ojos perdidos
en el horizonte, un ápice de inquietud
ante la esperada llegada de algún
novedoso acontecimiento.

A veces, muchas veces...el tren se lleva
algunas ilusiones y nos trae alguna sorpresa
inesperada.
En las estaciones vacías, los silencios
giran sin voz alguna en las carcasas huecas
del alma, que detuvieron un último suspiro.

Siempre estamos sujetando el hilo
de los acontecimientos, soñando
con ese minuto, impreciso y maravilloso
que transforme nuestra vida.

Somos la eterna incógnita que desea
resolverse, para hallar una saciedad
que no comprendemos,
 y sin embargo anhelamos.

Vivimos en un compás de espera,
mientras la vida transcurre con paso
firme, inmisericorde y tenaz,
abriendo paso a un tiempo de calma
en la senectud, porque el impulso
de la juventud, no detuvo el paso
en el momento preciso.

Escrito en Diciembre 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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