sábado, 10 de septiembre de 2022

Para fecundar la tierra.

La verticalidad de los rayos del sol, sobre 
la horizontalidad de la tierra, vestal ofrecida 
a su cálida caricia.



Sólo ante la insistencia de su obsesivo  amor,
y cuando la tierra inerme, muestra  su piel 
de incómodo reptil sin cobijo, 
la lluvia desciende con idéntica verticalidad,
como una bendición de dedos infinitos,
formando círculos concéntricos y coronas 
de húmedas tiaras, que se deshacen
y penetran en su virginal seno,
en un acto de amor, que  va fluyendo 
hasta la entraña.


Verticalmente, desde la horizontalidad 
de las nubes, con un signo piadoso,
que los cielos colman, deshaciéndose 
en fértiles lágrimas y besos, 
acariciando su piel.


Piel, antes rugosa y vetusta, 
ahora rejuvenecida en la húmeda entrega.
Para su sed terrena, labios descendidos 
en promesas de agua, que harán brotar 
flores de agradecidos colores, vistiendo 
la tierra con sus mejores galas.


Escrito en Septiembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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