las gotas de lluvia traviesas,
de forma sutil, sutil y pueril,
como si fuera…un juego infantil.
Arrecian fuertes vientos,
se sobresalta el alma,
alteran paz y calma,
creciendo en el sustento
de así poder lograr,
que nos puedan robar
el pulso en un momento.
La luz que siempre quise,
que claramente alumbra,
venciendo la penumbra…
consigue que se irise,
con cálida mirada,
el cielo en la alborada
de nuestros días grises.
La luz en el color es la sorpresa,
que suele ser visible, cuando empieza.
Transcurren nuestras horas, ya sin prisa,
con la suave caricia de la brisa.
Se abren las conciencias al latido,
de un pulso novedoso y decidido.
Es la nueva visión de realidades,
que van aligerando de su peso,
toda las sensaciones del ardor,
que causa toda angustia en el temor
y encuentran el valor posando un beso,
que sella y manifiesta sus verdades.
Escrito en Septiembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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