al eco de este valle, desafío,
surcando sin temor, un ancho río,
después de atravesar tu cordillera.
Deseo que mi voz, allí se escuche,
allí, donde la voz debilitada,
recobre su poder, y renovada,
resuene cuando salga de su estuche.
La bóveda celeste es el latido,
que capta de tu voz, esa presencia,
que surge de tu voz, por su excelencia,
logrando que se escuche su sonido.
Alzo mi voz, que crece y desafía
a todo un silencio, que es cobarde,
pues es en la razón, en donde arde,
con un nuevo fulgor en cada día.
Escrito en Marzo 2023 por Eduardo Luis Díaz.”zuhaitz”.
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