Siempre la misma historia repetida
de espadas en flor y de luceros,
el suave despertar del aguacero
sobre una sábana procaz y desmedida.
Frutos por madurar,que ya sintiendo,
descubren el leve roce y caricia,
rubor de amanecer,brisa propicia,
a navegar se embarca,presintiendo...
Presintiendo una piel tersa y yacente
y a orillas,como pétalos curvados,
contornos por los dedos deslizados,
volcanes de pasión adolescente.
escrito por Zuhaitz en 1992
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