El pie ha quebrado tu cuenco cristalino,
de glorias y reflejos impregnado
y un rayo de Sol incinerado
se mece en tu regazo vespertino.
Tanta sed la tierra tiene en su hendidura
de madre virginal y desolada,
que en su seno queda abierta a horcajadas,
al arroyo de su entraña o sepultura.
Agua interna,como besos en secreto,
que discurre a un corazón de madre ajada.
Agua sobre la tierra, deramada
como humedad de lengua o labio escueto.
Agua de lluvia o cascabel riente,
diamantes de una música inconcreta,
ceñidos de algodón,en nube inquieta,
deshechos en caudales y vertientes.
El pie quebró tu sabia compostura
de plata mineral circuncidada,
para volver de nuevo,confiada
a ser la misma sed en agua pura.
escrito por Zuhaitz en1993
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