sábado, 4 de junio de 2011

Lecho del Agua

Si me adentro hacia la tierra
buscando su verde eterno,
es porque siento una mies
de amarillo en mis adentros.

Que no reniego las aguas,
que bebo en sus claros cuencos
la savia virgen del cielo,
que llora su desconsuelo.

Si me adentro hacia la tierra,
hacia su polvo y su cieno,
es porque me siento solo
conversando con los muertos.

Ellos me dicen que busque
en la Aurora los pañuelos,
que despuntarán al día
uniéndose en sus destellos.

Yo no reniego del agua,
en el mar tranquilo y quedo
se me pierde la mirada
bajo la carpa del cielo.

Agua corre por mi sangre,
corre por mi cuerpo entero,
y como ríos que fluyen
son las yemas de mis dedos.

Dedos que escarban la tierra
y torna en vergel el yermo,
dedos,que sobre mis sienes
me acarician cuando duermo.

El agua fluye despacio,
traviesa en los arroyuelos,
brama convertida en mar
en los espacios abiertos.

Agua de los continentes,
para su gran sed,su precio,
agua alabada en la lluvia
sobre los campos resecos.

No niego el agua vital,
del agua me visto y bebo,
y me lavo las heridas
que dejan los amores yertos.

El agua corre en los surcos,
atraviesa los barbechos,
el agua no mana sola,
la tierra es siempre su lecho.

escrito por Zuhaitz en 1985

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