miércoles, 22 de junio de 2011

Perfiles

Siempre me sorprende la tarde
con esa capacidad de ocultar el verde,
que en los campos y montes,
como un enrejado de parcelas
se tornan azules.

Esa franja amarilla flotando
entre la escasa bruma,al caer el crepúsculo.
Como un adiós sin pañuelos,
porque las despedidas  son tristes
y los encuentros,
esa radiante esfera de ojos abiertos
que fulgen y acortan las distancias
más inaccesibles.

El último acorde del día
sintetiza la armonía
en ese momento apoteósico
en el cual coinciden sombra,luz, sonido.
La luz brilla trémula,
corazón sapiente de la nada
nada que acecha o se imagina,
cuando las estrellas no bastan
y el viento rezuma ausencias
y lánguidos silbos que se alejan
como un hilo de seda que se estira
perdiéndose en el infinito.

Siempre me sorprende la tarde
con su ojo calcinado
y sus labios de ámbar.
Decapitada por un hacha
mortalmente gris,
cuyo filo se hiende
en el cuerpo de las aguas.

Y de un estridente golpe
derrama la sangre que se confunde
con el polvo dorado de sus cabellos.
Sacrificio consumado entre sombras.
Lívido labio,herido de muerte,
que balbucea un cielo azul
en sus perfiles.

escrito por Zuhaitz en 1985

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