Sobre el mar silencioso
la calma extenuada,
pupila dilatada
del cielo rencoroso.
El rojo yacente,
horizonte herido
de sol sumergido,
tibio sol durmiente.
Oro viejo y fuego
cae sobre la tarde,
furia y pasión que arde,
para acurrucarse luego.
Escrito en 1998 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz"
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