en la cima de tus cejas, más arriba,
los vientos alisios agitan tus cabellos
en una danza de seducción.
Habita un cisne en la forma de tu cuello,
grácil, núbil, coronando el nácar
de tu luminoso rostro.
Dos encendidos rubíes, forman tus cálidos labios, guardando un volcán
de besos apasionados, que mi boca
desea alcanzar.
Corolas en flor y tersura de sueños,
tu pechos se yerguen con una punta
de oscuro zafiro, para rayar el cielo
y mis más elevados deseos
hacia tu amor.
Me pierdo en la selvática espesura
de tu pubis, buscando el manantial
de donde nace tu placer
y guardo en mi memoria el milagro
de suavidad y la sinuosa y sensual
forma que adquieren tus caderas,
para que tus muslos de delicioso alabastro,
sujete tu inmaculada arquitectura.
Fuiste creada en el amor
y yo sólo soy un pecador de tu belleza,
cuando extasiado, te admiro.
Escrito en Febrero 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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