suena una música incierta,
música átona, por muerta
y falta de arquitectura.
Se ha olvidado la emoción,
sólo suena a "sonsonete"
que molesta y compromete
una elegante audición.
Entiendo, que el corazón
que es fiel en su sentimiento,
ha de encontrar el momento
del gozo en la perfección.
La música no es un erial,
ni del alma, su vacío,
sino un incesante río
de fluido celestial.
Una bendición sentida
desde la composición,
cuando siente el corazón
que es música comprometida.
Que de una nota perdida
se halla toda una armonía,
como una luz cada día
que nos impregna de vida.
Escrito en Febrero 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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