de la bóveda de tu boca,
tus besos vuelan con sonrisas aladas
y una música de cascabel, que rompe
el silencio en cascadas de armonía.
Volar contigo, sería sentirte ingrávida
y perenne sobre todos mis pensamientos,
resbalando mis constantes deseos,
sobre la seda de tu piel y hallar
la dulzura de tu boca en un beso
envuelto en el néctar de tu saliva.
Adivinar tu contacto con los ojos cerrados, en una noche que se prolonga
en un hilo de voz o susurro,
en caricia sonora, que desde el oído
va calando en el alma.
Soñar durante una burbuja del pensamiento, que explota
durante el gozo de hallar tu piel
sin recodos, ni aristas,
extendida como un mar en calma,
después de una tempestad de pasiones,
exhaustos de amor, pero satisfecho
de retener el milagro, en la eternidad
del encuentro de nuestros cuerpos,
entre las mudas sábanas y el sonido
de unos labios devorándose a besos.
Escrito en Febrero 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario