miércoles, 19 de abril de 2017

Con hambre atrasada

Sobre la mesa, las migas de pan tiemblan, ante la avidez de los pájaros 
y el grito del suelo, se incomoda 
ante las fuertes pisadas.

Se corta el aire en dos mitades, 
con un improvisado estornudo
y concluye mecánicamente el inciso,
con la disección de un segundo,
atrapado en el rugido de un sueño.

No hay tapetes de ganchillo 
sobre las telas de araña, ni hay horas
predeterminadas para comer,
cuando se tiene hambre atrasada.

Escrito en Abril 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

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