lunes, 12 de marzo de 2018

La muerte, el olvido 

Hay una lividez que detiene el rubor

de la vida, en una frialdad de ausencias 

y silencios enclaustrados 

en una caja de madera, que nos guarda,

como un secreto que no debe ser declarado.


En el mortecino azul de una leve 

claridad de luna, un sobrecogedor escalofrío,

recorre por última vez, la columna vertebral 

de nuestra piadosa vida y nos sumerge

entre el musgo, que la tierra ofrece

con su humedad, a quien abandona 

la existencia en un suspiro, que yace

dentro de nuestro pecho.


Se pierden los ojos, dentro de las valvas 

de unos párpados cerrados,

como si la noche de los tiempos,

fuese una perpetua plegaria sin pronunciar,

porque los labios fueron sellados 

o cosidos con el hilo del infortunio.


¡Hemos muerto!, si.

Y la espera es una prolongación de ese olvido

que tanto tememos.

Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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