viernes, 16 de marzo de 2018

Elijamos una buena añada

Con la tersura de una piel de seda

y una voz que susurra en el alma

la cálida caricia que se espera 

de sus manos leves, se roba el espíritu 

en el beso, en el que entregamos todo el ser

por conquistar el amor, como un preciado

y escaso bien.


¡Duele tanto el amor no correspondido!

Alma de cristal, tan bella como quebradiza.

La pena nos ahoga y náufragos

de nuestras propias lágrimas, 

tratamos de huir de la dureza de una realidad 

que nos hiere reiteradamente, 

por nuestra inconsciencia, al pensar

que tras un día aciago, vendrá otro mejor...

como si de una ley exacta, se tratara.


Las personas son como el vino,

sólo el buen vino madura 

y mejora con los años.

El mal vino será pronto vinagre 

en el estremecimiento de nuestras 

esperanzas marchitas.


Escrito en Marzo 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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