domingo, 2 de agosto de 2020

Plantas humanamente carnívoras.

Tus pestañas son pistilos de DROSERA 
y atrapan mi mirada, 
creciendo el deseo carnal, hasta perecer
entre tus párpados.


Tu sexo es DIONAEA de embriagador aroma
y en la proximidad, se cierran tus labios
y tus muslos, sin dejar escapar ni siquiera 
un suspiro.


Tu sangre se yergue y es un impulso 
exultante, ramificado 
en pétalos de SARRACENIA PURPÚREA,
que brota desde el interior del misterio 
que tu piel esconde.


Tan sólo a veces, mi NEPENTHES, 
de fálica forma, entra en comunión
con tu secreta naturaleza 
y al pertenecer a tu mundo,
evito ser fagocitado...
por mi botánica condición.


La carne es débil y los apetitos crecen
entre el boscaje de una selva ignota
de múltiples peligros insospechados.

Escrito en Agosto 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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