siempre es algo que incomoda o nos sorprende,
un relámpago en el cielo, que se enciende
y es origen de una tempestad muy fiera.
Nos levanta del sillón, esa sorpresa
que podemos aceptar, o al fin negarla,
aún así, resultará al sobrellevarla,
que se instala en nuestras vidas y nos pesa.
La sorpresa nos enciende en el rubor,
nos eleva o nos traiciona, sin saber
lo que muestre ese nuevo acontecer,
que nos mueve y nos sacude en un temblor.
Nos libera el engranaje en la rutina
y nos cambia la actitud y expectativa,
espesando en la inquietud nuestra saliva,
porque toda novedad nos abomina.
Ya no es, que a la razón llegue y alumbre,
pues tememos esa posibilidad,
de perder toda la comodidad
que forjamos como hábito y costumbre.
Escrito en Febrero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario