bajo el metal plateado, batido por esa hoz
que corta la consciencia,
sumiéndonos en un profundo sueño.
Una vertiginosa densidad vertical,
hacia las profundidades ignotas
del subconsciente.
Un fluir total de imágenes oníricas,
que la memoria trata de alcanzar,
pero escapa en el momento de abrir los ojos,
en una madrugada de pájaros
de viento y fuego, huyendo
ante un rayo de sol, que desea atesorarlas
en su ardiente crisol.
Hemos sido vencidos por la Luna
y el parpadeo de las estrellas.
La noche reblandece la voluntad
de permanecer despierto y vamos lentamente
caminando sin pies, hacia el abandono
del cuerpo, en la amorosa entrega
por el susurro de una voz lejana,
que nos llama, para que acudamos
a esa cita, donde los sueños adquieren forma
y se muestran reales, a pesar de su abstracta
e intangible figura.
Escrito en Febrero 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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