martes, 23 de febrero de 2021

Solos ante la inercia de la vida.

Envolvemos el alma en un traje gris 
y disimulamos nuestras ausencias y carencias,
bajo el disfraz sobrehilado 
de una felicidad ficticia y de maquillaje barato.


Nos mostramos como la mayoría quiere 
que nos mostremos... con envolturas de raso
y papel de brillante celofán, pero debajo ...
No hay nada.


Somos la habitación vacía, la violencia 
engendrada por la insatisfacción, 
culpando a los demás de nuestra falta 
de decisión, para tomar las riendas 
de nuestra propia vida, permitiendo 
que otros lo hagan por nosotros.


No nos queda nada, sino 
el escaso atrevimiento a levantar 
ligeramente la voz, 
sin que seamos escuchados y sabemos 
que no se trata de una auténtica rebeldía,
sino de la pataleta de un niño, que no creció,
por no atreverse a ser un hombre 
y vestirse por los pies, en vez de arrastrar 
los temores infantiles, buscando 
una protección que nadie te brindará,
porque entre la ingente masa colectiva 
de gente que nos rodea...
¡Estamos pavorosamente solos!.


Escrito en Febrero 2021 por  Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.






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