martes, 15 de marzo de 2022

A veces, acertamos.

Acertar  es inusual, porque es un sino,
que tratamos de captar con la premura 
dependiendo sólo de la envergadura 
que tracemos en las fuentes del destino.


El acierto es esa casualidad,
que se da, cuando ya nadie se espera,
una frase o una palabra lisonjera,
que se muestre en nuestra propia realidad.


El acierto es la sorpresa, que enfundada,
se descubre ante unos ojos sorprendidos,
como voz, en un único latido
y que suena en la canción desesperada.


Un acierto, sobrevive ante el  temor 
de pensar, que nada pueda ser posible,
en un pulso que sorprenda, imprescindible,
porque  vence todo  atisbo hacia el error.


Y es que siempre queda un cielo al descubierto,
que  incentiva nuestra vida y nuestro paso;
si pensaste solamente en el fracaso,
está claro, que tu error diste por cierto.


Y no hay nada que se mueva en el molino,
que no cese, cuando el agua haya mermado;
si la fé, alguna vez te ha abandonado,
no decide en absoluto tu destino.


Escrito en Marzo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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