jueves, 24 de marzo de 2022

¡Que nadie conozca mi tristeza y mi dolor!

Desde el  vientre hasta las cumbres 
que coronan el entendimiento,
 sube la angustia, cuando se precipita 
la fría nieve en el ánimo, y la tristeza 
se hace sólida y hiere los contornos 
del alma.


El corazón siente una ascensión, en la marea
de las emociones y las lágrimas 
se desbordan de su cauce, haciendo surcos 
en el rostro.


Tan sólo las piedras son  capaces
de disimular, en su callada presencia de siglos,
ante el viento, el agua o el hielo …
ese dolor que  se trasmuta en apatía,
con una solidez que se va desgranando 
en el tiempo y nadie es capaz de percibirlo.


Escrito en Marzo 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.



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