y va quedando en el suelo yermo.
Sólo el agua,reflexión aún
o lágrima viva, cultiva
y regenera su semilla.
El viento sopla, cuando en el alma
el invierno hace estremecer
y se siente la cercanía del abismo.
No confiamos en nuestras alas,
pues se mojaron en las charcas de la duda
y no es el agua, sino el barro
inconsciente y cegador,
quien impide el vuelo.
Tememos saltar hacia el abismo,
porque, aunque es irremediable,
no vemos qué hay en el fondo,
ni sabemos que hallaremos
al hacer pie nuevamente...
si acaso lo hacemos.
Se va desgranando la vida
y se siente el mordisco fiero
de la incertidumbre.
Escrito en Junio 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz".
Publicado en el Libro de poemas " Glorias áureas" ISBN: 978-84-15176-55-8
Depósito Legal: BI-1461-2015
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