leve y pobre intento
en una persecución de vida.
Soledad toda, cegada a la luz
y sumida en un silencio, madeja de reverberación
en cuenco, angustia o deseo incompleto.
Esa inquietud que brota de los arcanos
del alma y rompe las esquirlas de la realidad,
búsqueda toda de espacio, cuando la presión
es insoportable.
Es en esa actitud, donde se encuentra
el hilo mortalmente herido
del desasosiego y deseamos salir
del reducido rincón de nuestro cuerpo,
porque el aire está viciado y cuesta respirar.
El corazón no cabe en el pecho y las ideas
naufragan.
Nada se puede hacer cuando el sótano se inunda
y no sabemos salir, la angustia pesa tanto
que nos hundimos irremediablemente,
tan sólo la mano de un naúfrago
puede salvar a otro naúfrago.
Escrito en Junio 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz".
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