No hay adjetivos para un resumen,
cuando quedan aún cenizas encendidas
y esa notoriedad del paso o huella indeleble,
que acaso se prolongue .
Heridas al fin abiertas, oquedales ,
que el ave de la juventud
horadaba y construía en el nido.
Al resguardo de la lluvia,
la música sonaba con sus martillos
de agua sobre la tierra o la verde constancia ,
sin advertir la pérdida de plumas
en nuestros cuerpos, ni en nuestras ilusiones.
Sobre el yunque despiadado,
se fué forjando nuestro espíritu,
a golpe de renuncia y una nueva aceptación.
El mineral pesado fué calando en nuestras vidas
y navegaba sobre nuestras arterias,
fundido al fin, resuelto y adaptado
a nuestra existencia.
Se convirtió en distintas formas de obligación
y nuestra libertad, se limitó a cortos vuelos,
ante el temor de perder el nido,
tan frágil como nuestros temores.
Quisimos ganar el cielo,
presentido y oculto a nuestros ojos.
Sucedieron cosas que no supimos predecir, ni controlar,
porque nuestra atención se fijó más
en alcanzar las altas copas de los árboles,
que asegurar nuestros pies en el suelo.
Y caímos irremediablemente
con la frente sudorosa y los pies polvorientos.
Ahora los pasos se van deteniendo
y las horas se alargan como una sombra
de nuestra existencia.
No hay resumen de toda una vida,
porque son muchas las páginas escritas
y no pueden arrancarse,
están cosidas al alma con el grueso hilo
de las experiencias.
Escrito en Junio 2015 por Eduardo Luis Díaz “zuhaitz".
Publicado en el Libro de poemas " Glorias áureas" ISBN: 978-84-15176-55-8
Depósito Legal: BI-1461-2015
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