miércoles, 3 de julio de 2019

La paz del sueño en una noche tranquila.

Sólo resulta oscura y amarga la noche,
si invadida de una incontrolada preocupación,
resta el espacio necesario para el descanso,
en un reparador sueño.

Los ojos son aves en vuelo, sobre un mar
de leves espumas o ese bullicio efervescente
que tienen las palabras ingrávidas,
antes de cerrar los párpados y abandonarse
en los etéreos brazos de un dios,
que vela para que los sueños sean
como flores brotando de lo más íntimo
de nuestro ser.

Así prepara nuestros cuerpos a la lasitud
del cansancio y encontramos la paz
en el lecho donde acunamos
 nuestros propósitos y se forjan los amores
que deseamos que perduren, si a la renuncia
no le queda espacio, ni lugar.

Cuando despertemos de nuevo,
con la ilusión renovada y el descanso flotando
sobre nuestros párpados abiertos,
hallaremos paz sobre un mar de tranquilidad.

Escrito en Julio 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

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