deja una resaca fina,
cuando al cruzar una esquina
compruebas que no es perfecta.
Y ocurre, que el corazón,
si ha vivido en la penumbra,
a la dicha no ha acostumbra
llevar por signo y razón.
Surge el temor y la duda,
por su corta permanencia,
pone a prueba la paciencia,
por lo rápido que muda.
Buscamos ser muy felices,
que dure una eternidad
y al ver su triste verdad,
se ríe en nuestras narices.
Pues efímera es la vida
y es la dicha pasajera,
esto lo sabe cualquiera,
que trate de cerrar su herida.
Entre la pena y la risa,
marcha el tiempo sin demora,
no ha de durar una hora
y escapará muy deprisa.
Así pues, vive el momento
y el júbilo pasajero,
que el tiempo, en un agujero
lo sustrae del pensamiento.
Vive y goza en ese instante
en que el milagro sucede,
quien lo viva es el que puede
llevar eso por delante.
Escrito en Mayo 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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