lunes, 5 de diciembre de 2022

La textura de nuestros sueños.

Todo  sueño persigue una sombra,
pues se sueña con los párpados cerrados.
Se ve con los ojos  de la mente y se abre
la pantalla de la imaginación.
Toda sombra es proyectada por la luz,
para infundir un espacio vacío, que no muerto
y llenarlo de texturas más sólidas,
al menos  en su apariencia.


Los sueños se difuminan con un caudal de luz,
al abrir los ojos y por ello necesitan 
el peso específico, que la sombra aporta 
en su perenne gravidez e interiorizan,
cuando toman forma sólida en nuestros 
deseos y anhelos.


Su ausencia produce un agónico lapsus,
de deseo perdido y ni siquiera la luz,
puede dar forma a todo aquello 
que se muestra ante nuestros ojos, tan real
como intangible.


Todo se abre y nos llena, cuando cerramos 
los ojos y un redondo beso, toma forma 
en nuestra boca, desde los labios, 
que amantes nos besan.
Con la luz viajando en nuestro interior 
y las sombras dando forma al deseo 
que nace en el lecho de nuestros sueños.

Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.







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