lunes, 5 de diciembre de 2022

Nana a la Luna entre dientes de cristal.

Se mece  la luna en el silencio de la noche 
y las rutilantes estrellas, entre abismos insondables, muerden la carátula negra 
de impenetrable oscuridad.
Hay una bárbara quietud de alfileres rutilantes,
durante el último  parpadeo del  día.


Se afila la guadaña que hiere el sol 
y herido de muerte, sucumbe tras de la montaña.
Aromas de lavanda y hiedra, 
llegan hasta la mar. Se copian todas las sombras en el regazo  de la noche
y un vuelo  imprevisible se levanta del suelo,
todo  sueño de espuma y vibración etérea 
del aire.


Aire que rodea la cintura de la montaña,
de cima aguileña, morada de soledades
de piedra blindada y huecos de corazones 
vacíos, de pretéritos impulsos y éxtasis 
de trasnochadas  juventudes.


Callan la voz y el trino de las aves, tan sólo 
el leve murmullo de la brisa se entremezcla,
con las sílabas que el río pronuncia 
entre sus dientes de cristal.


Escrito en Diciembre 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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