y adivinando un paso por delante,
el día reaparece y es causante
de ese hechizo de luz en las auroras.
El día va surgiendo entre tinieblas,
que de la noche rompe en su agonía,
por ello trae la luz el nuevo día,
deshaciendo las brumas y las nieblas.
Un sólo temblor de regocijo,
una silente mano, que acaricia
sobre las campas verdes, en primicia
de ver nacer el día…como un hijo.
Pues dar a luz es todo un nacimiento,
porque en la luz, se baña la belleza
y así se muestra en toda su grandeza,
sumiéndonos en un recogimiento.
Toda luz, que retorna al claro espejo,
se revela en su verdad, es clara y pura,
cada día va naciendo, y la aventura
es beber en cada rayo, su reflejo.
Escrito en Junio 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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