de tus senos, hasta el valle de tu vientre,
para desembocar en el delta de tu pubis.
Trato inútilmente de vencer el vértigo
y la fiebre, que desde tu altura,
en un descenso, apenas sin aire
y con un suspiro contenido, me arriesgo
para mojarme en ti, para beber del manantial
de tu placer y mezclar nuestros sudores
y jadeos, hasta convertirlos en llama.
Una llama que nos consume en el deseo
y sólo se puede sofocar con los fluidos
que emanan en una pasión incontenible.
Escrito en Junio 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario