tienen ramificaciones
y se ven sus intenciones
sobre sus extremidades.
Se alarga con un micelio
subterráneo y subyacente,
que acompaña al imprudente
hasta su propio sepelio.
Toda maldad se origina
en un rencor como enlace
del odio, pues mientras nace
junto a la bondad camina.
Y la ahoga y extermina,
brotando del interior
ese fuego cegador
que en la perversión culmina.
El alma se vuelve dura
y a falta de un sentimiento,
se procura el sufrimiento
con una cruel tortura.
La venganza está servida,
con envidia y arrogancia,
producto de la ignorancia
de no valorar la vida.
Así, de forma suicida
la maldad te compromete
y con pericia somete
abriendo una nueva herida.
Escrito en Marzo 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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