el que muy dentro vibraba,
una voz que me llamaba,
otro compás, un latido.
Un abrazo agradecido
y una lágrima brotaba,
mientras el sol despuntaba
sobre un día bendecido.
Sentimos, que el corazón,
no conocía fronteras,
no hubo himnos, ni banderas,
tan sólo habló la razón.
Y en su total expresión,
se construyeron quimeras,
pues vale una vida entera,
perseguir una ilusión.
Diáfano se muestra el día
y el alma se comunica,
a través de quien predica,
toda su filosofía.
No hay lugar en la porfía,
no se hiere, ni critica,
porque la razón se explica
con tintes de poesía.
Escrito en Marzo 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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